22 de octubre de 2016

Fotografías. En las calles de Génova

‘Por las calles de Génova’. © Jorge Lidiano / 2016

Génova (Genova en italiano), nos recibe con la nobleza y majestuosidad de sus más de cuarenta palacios, Patrimonio de la Humanidad, que se concentran en unas pocas calles del centro histórico como lo es la vía Garibaldi y que albergan un gran tesoro arquitectónico y artístico. Totalmente restaurados, contrastan con otras dignas mansiones, muy deterioradas por su escaso mantenimiento, que ya nos placería apropiarnos para nuestras ciudades.

Sus calles más antiguas supuran el mestizaje de las razas, mostrándonos un rostro muy cosmopolita, y un espacio urbanamente compartido entre sus moradores y la significativa avalancha de turistas que puede respirarse durante todo el año.

En este entorno, nos esperaba un fin de semana largo e intenso, de mucho calor y luminoso contraste. La idea de desmenuzar la ciudad estaba clara, pero para ello habría que recorrer muchos kilómetros. En esta ocasión no se trataba de captar la belleza de los fastuosos monumentos, entre otras razones por estar muy fotografiados, sino de orientar a pie de calle nuestras inquisidoras miradas. 

Paulina y yo íbamos a trabajar, desde muy temprano hasta el anochecer, con el propósito de registrar nuestra personal visión de la ciudad y que, en un futuro próximo, algunas de las imágenes manchasen con su huella un libro de edición y producción artesanal.

La urbe, recogida entre el mar y las montañas aparenta anclada en su pasado glorioso y, aunque pudiera parecer lo contrario, no es demasiado extensa. Ello nos permitió recorrerla a pie y transitar por sus estrechas callejuelas sin pausa pero sin prisa. Además, la amabilidad de sus gentes y la facilidad idiomática nos allanó la labor, materializando nuestra pronta integración con el ambiente.

El histórico puerto y su monumental cementerio, uno de los mayores de Europa con una extensión que supera el kilómetro cuadrado y que es famoso por sus espléndidas esculturas, fueron también nuestro objetivo. Respecto a este último espacio, es oportuno advertir a sus futuros visitantes que está habitado por un tipo de mosquito, tigre u insecto similar, confiado como capataz para velar por la paz de dicho lugar, a juzgar por la insólita diligencia y precisión de sus picaduras cuyo vital cometido era tal vez el de persuadirnos de nuestro empeño.


Gente anónima y retratos posados, amplios espacios y pequeños detalles, grafitis en las fachadas, texturas...; y todo aquello que nuestras miradas lograban apresar, fueron finalmente inmortalizados por el sensor digital de nuestras cámaras, eso sí, tras someterse al filtro de la propia subjetividad.

© Jorge Lidiano.
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2 comentarios:

  1. Bonita foto, Jorge. Hay dos cosas que me llaman mucho la atención: La puerta de la izda, tan bonita, es preciosa y parece no corresponder mucho con la fachada; es mi impresión, y la cámara de seguridad.
    Un fuerte abrazo y buen finde :)

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  2. Muchas gracias Gumer, los comentarios siempre son muy bien recibidos por lo escasos que son.

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